El escándalo abierto en Uruguay con el ocultamiento de datos a la Justicia por un pasaporte entregado al narcotraficante Sebastián Marset sigue provocando remezones en el gobierno del presidente Luis Lacalle Pou y pone a la alianza oficialista en una inédita crisis interna. El caso, según algunos analistas, también representa un golpe para el sistema político en general.
Por el episodio, el último miércoles renunció Francisco Bustillo como titular de la Cancillería. Horas después de regresar de EE.UU., el presidente Lacalle Pou informó en rueda de prensa en la noche del sábado que aceptaba también las renuncias de otras tres personas en el ojo de la tormenta: el ministro y viceministro del Interior, Luis Alberto Heber y Guillermo Maciel, y el asesor de comunicación de la Presidencia, Roberto Lafluf, pedidas en la semana por el Frente Amplio (FA), el principal partido de la oposición.
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